DANIEL MARABOLÍ

Artista escénico, compositor musical y docente, con formación en música y teatro. Ha sido integrante de las bandas Alamedas, Fernando Milagros y Bahía Inútil. Sus ámbitos de trabajo incluyen la composición musical, el diseño sonoro, la actuación, la docencia y la dirección escénica. Desde 2001 ha realizado la composición y diseño sonoro de más de cien montajes, colaborando con directoras y directores como Manuela Infante, Paula Aros Gho, Muriel Miranda, Juan Pablo Peragallo, Ana Harcha, Rodrigo Pérez, Ana Luz Ormazábal, Aliocha de la Sotta, Paulina García, Nicolás Espinoza, Néstor Cantillana, Francisco Medina, Andreína Olivarí, entre otros creadores. Es co-director, junto a Trinidad Piriz del colaborativo MARABOLÍ+PIRIZ, con obras como Helen Brown, Fin y Coro. Dirigió el proyecto Bitácora Sonora, y montajes como Inferno, I Mostri y Mantener en lugar frío, seco y alejado del calor. Recibió el Premio Círculo de Críticos de Arte 2018 a Mejor Diseño Sonoro.

Metodología

El proceso creativo de Daniel Marabolí se sustenta en una metodología propia que emerge desde la escucha como principio político, técnico y poético. Lejos del modelo clásico de texto–dirección–representación, su trabajo propone una construcción escénica desde el sonido como motor generador de dramaturgia. Concierto para ovnis surge de esta práctica prolongada de investigación junto a Trinidad Piriz, donde el sonido y la narración se entrelazan como ejes compositivos. La obra se articula a partir de la pregunta por la musicalidad del entorno cotidiano, transformando el ruido urbano —particularmente el tráfico— en un acto de escucha estética. La metodología se define por el registro, la selección y la decantación lenta de materiales sonoros, y por la colaboración con performers técnicos, quienes operan dispositivos sonoros en escena como parte del acontecimiento performativo.

Fase inicial

El proyecto nace de una experiencia concreta: un atasco vehicular en Santiago que se convierte en detonante poético. Desde esa observación, Marabolí comienza una serie de registros sonoros sistemáticos de la ciudad —en distintos horarios, locaciones y densidades de tráfico— para construir un mapa de escucha urbano. Este trabajo, que denomina su paisaje natural, busca desplazar la idea moralizada de la ciudad como espacio tóxico, proponiendo en cambio una mirada afectiva donde el asfalto, los motores y las bocinas devienen materia musical. En esta etapa, la escucha opera como investigación, registro y composición, estableciendo un archivo acústico que servirá como base estructural para la pieza.

Diseño

La concepción sonora de Concierto para ovnis se construye sobre múltiples patrones de escucha simultáneos. Marabolí diseña la experiencia considerando cuatro fuentes sonoras: la radio interior de cada automóvil (canal narrativo principal), los parlantes externos que rodean el espacio (campo ambiental), las acciones performativas al centro del círculo vehicular (presencia humana y corporal del sonido), y la activación sonora de los propios autos. Este entramado produce una escucha inmersiva, donde lo técnico se funde con lo performativo. La escritura sonora se desarrolla mediante maquetas en Ableton Live, ensayos a pequeña escala y proyecciones imaginadas del fenómeno acústico colectivo, trabajando siempre desde la precariedad y la intuición como motores creativos.

Realización

La obra enfrentó el desafío técnico de sincronizar más de 60 automóviles en una estructura circular, combinando radios, parlantes y performers en vivo sin instancias previas de ensayo a gran escala. La primera presentación funcionó como prueba y estreno simultáneo, consolidando una metodología basada en la operación en tiempo real. Marabolí dirigió el montaje junto a un equipo entrenado en precisión técnica, donde cada ejecutante asume el rol de performer técnico, articulando la acción sonora desde la manipulación directa de los dispositivos. La experiencia final propuso una escucha colectiva desde el interior del vehículo, en la que el aislamiento acústico del automóvil se convertía en filtro poético entre la ciudad y la ficción, revelando una dramaturgia del ruido y del habitar contemporáneo.