GABRIELA TORREJÓN

Diseñadora teatral formada en la Universidad de Chile, donde obtuvo la Licenciatura en Artes con mención en Diseño Teatral. Ha desarrollado su trabajo en escenografía, iluminación y vestuario para proyectos de teatro, danza, ópera y audiovisuales. Fue parte del Teatro Municipal de Santiago trabajando en producción de vestuario para ópera y ballet. También ha participado en montajes presentados en festivales nacionales e internacionales. Actualmente se desempeña de manera independiente en producciones de teatro y ópera y como docente y diseñadora en la Fundación Gerocultura, dedicada a proyectos de teatro familiar con personas mayores. Entre las obras en las que ha trabajado se destaca: Ayudándole a sentir, Pompeya, H!, Punto Ciego, Concierto para OVNIS, Nazca, Verdar, ART, Demonio Mudo y Un Espejo.

Metodología

Gabriela Torrejón fue convocada por la directora Paula Aros para diseñar la puesta en escena de Verdar, especialmente en los ámbitos de la iluminación y los elementos sonoros. La obra, escrita por Nicolás Lange y protagonizada por Paly García, surgió en el marco del Festival Escena Austral, que buscaba textos vinculados al territorio del sur. Desde el inicio, el equipo trabajó en conjunto —Paula Aros, Nicolás Lange, Gabriela Torrejón y el diseñador sonoro Rodrigo Aros— para dar forma a una propuesta que dialogara con el texto y con el espacio, siempre con el agua como elemento central. Referencias de performances con agua y experiencias site specific orientaron la concepción.

Fase inicial

El proceso partió del análisis del texto y de las intenciones de Paula Aros y Nicolás Lange, quienes crearon el verbo “Verdar” como metáfora de decir verdades dolorosas. Torrejón reflexionó sobre la carga simbólica del verde —color omnipresente en el sur, asociado tanto a la belleza como a la tristeza y al duelo— y sobre la necesidad de integrar agua y paisaje en el diseño.

Diseño

La búsqueda se concentró en cómo contener y hacer presente el agua en escena. A partir de referentes visuales, surgió la idea de utilizar lavabos de vidrio sobre pedestales, que permitían tanto acumular agua real como generar reflejos verdes. Se añadieron atriles de partitura y otros elementos que reforzaban la noción de concierto fallido, en sintonía con el relato de una directora de orquesta que se enfrenta a su propia disolución.

Realización

El diseño se materializó a través de lavabos, pedestales y atriles integrados en un montaje que dialogaba con cada espacio de presentación. En Frutillar, el ventanal del teatro y la presencia real del lago permitieron un montaje fuertemente site specific, con efectos de agua que se proyectaban al público. Posteriormente, en el Teatro Camilo Henríquez, fue necesario recrear el ventanal mediante un panel y plásticos cristalinos que producían reflejos sorprendentes en techo y paredes. Se sumaron piedras, metales y agua como recursos sonoros, en colaboración con Rodrigo Aros, creando una experiencia inmersiva. Finalmente, la luz frontal, los reflejos y los materiales lumínicos —incluyendo mantas térmicas— aportaron las atmósferas de agua y de disolución que buscaba la directora.