TOBÍAS DÍAZ

Diseñador integral y lumínico. Oriundo de Talca, estudió Diseño Teatral en la Universidad de Chile. Se ha desempeñado como técnico en iluminación en Centro GAM y Teatro UC, adquiriendo experiencia directa con el instrumental y los procesos del diseño de iluminación. Sus ámbitos de trabajo incluyen el diseño integral, la iluminación, la realización escenográfica, la carpintería en su taller Coleoptera Muebles, además de ser performer en la agrupación burlesque. Se ha desempeñado como diseñador en proyectos como Polvo Eres, Terrario, Obcecación y Cadáver de Dios.

Metodología

Tobías inició este trabajo como diseñador integral (escenografía, vestuario e iluminación) y, por recortes presupuestarios, concentró el trabajo en iluminación. Para sostener la puesta, se involucró tempranamente en ensayos, observando cómo el elenco ocupaba un dispositivo mínimo (sillas y dos mesas) y ajustando el plan lumínico a la gramática actoral y espacial del montaje, llevado a cabo en 2018 en el Teatro Sidarte, por egresados de la Universidad Mayor.

Fase inicial

El proyecto comenzó con una propuesta más “clásica” y luego viró —por limitaciones de producción— hacia una estética posmoderna y austera (vestuario de training con usos puntuales de capas). Este giro obligó a replantear la iluminación como columna vertebral de la imagen escénica y a redistribuir acciones para dialogar con un espacio escénico depurado.

Diseño

Desde su “fetiche” estético por la silueta y la composición del cuadro, Tobías construyó un diseño basado en contraluces, calles y juegos de sombras a nivel de suelo para dar profundidad y perfilar cuerpos y volúmenes. Propuso momentos de focalización y un perímetro de fuentes rasantes que modelaron la escena sin depender de gran maquinaria escenográfica.

Realización

El plan lumínico se fue afinando in situ, adaptándose a cambios de dirección y uso del espacio; incluso motivó ajustes en acciones para potenciar la lectura visual. Aunque el elenco inicialmente percibía “oscuridad”, la fotografía de la función evidenció una plástica coherente con la nueva estética del montaje: siluetas definidas, profundidad dramatúrgica y un cuadro posmoderno sostenido casi exclusivamente por luz y actuación.