VANESSA LEIVA
Diseñadora de vestuario de Concepción, formada en Duoc UC. Cursó estudios en la Escuela de Diseño Escénico Regional. Desde su infancia estuvo vinculada a la costura y al diseño de vestuario a través de su madre. Se inicia profesionalmente en el vestuario escénico con su proyecto de egreso en 1999. Sus ámbitos de trabajo incluyen vestuario para teatro, danza, circo, performance y ópera, además de la realización de talleres y exposiciones. Ha desarrollado más de treinta obras entre 2000 y 2024, con trabajos como Rigoletto; Ramón Ramón; Vayven; Víctor, un canto para alcanzar las estrellas; Cuerpo Fronterizo; Escaparon del peso de la oscuridad y la instalación Memorias de Taller. Realizó una pasantía en Berlín en 2011 y creó la marca Nessagara, centrada en reutilización textil. Integró la delegación chilena en la Cuadrienal de Praga PQ2023. Continúa impartiendo talleres de reutilización textil y memoria.
Metodología
Vanessa Leiva desarrolló un proceso transdisciplinar que integró diseño de vestuario, instalación escénica, artes visuales, sonoridad y luz. La metodología se estructuró en torno a una pregunta personal: por qué dedicarse al diseño de vestuario para las artes escénicas y al trabajo con textiles. Desde esa interrogante, el proyecto se configuró como una investigación poética sobre la memoria, el oficio y la materia textil. El proceso combinó prácticas manuales, reflexivas y experimentales, cruzando el gesto del taller con estrategias propias del arte contemporáneo —archivo, collage, bitácora, registro fotográfico y montaje espacial—.
Fase inicial
La investigación partió desde la revisión de fotografías familiares y del taller de su madre, modista de oficio, reactivando una genealogía femenina y artesanal que definió el eje afectivo y ético del proyecto. Paralelamente, elaboró un collage visual con imágenes de contaminación textil y reciclaje, articulando así la dimensión ambiental y política del trabajo. Este cruce entre lo íntimo y lo ecológico fue el motor conceptual de la propuesta, orientando tanto la selección de materiales como la reflexión sobre los ciclos de uso, desgaste y transformación del textil.
Diseño
El proceso de diseño se desarrolló mediante dibujos, bocetos y apuntes espontáneos, registrados incluso en los márgenes de cuadernos y papeles sueltos. Estas anotaciones actuaron como una “lupa de pensamiento”, donde las ideas emergen desde el trazo libre y la observación cotidiana. A través de esta práctica gráfica expandida, Leiva definió un lenguaje visual que fusiona el gesto artesanal con una sensibilidad instalativa, priorizando la textura, el pliegue y la escala como formas de pensamiento escénico.
Realización
El proyecto evolucionó desde una propuesta de pequeña escala hacia una instalación de gran formato. Se realizaron múltiples pruebas espaciales y de proporción, incorporando retroalimentación de personas ajenas al ámbito escénico para ampliar la percepción del montaje. La fotografía —tanto digital como analógica— operó como herramienta de documentación y reflexión, junto a una bitácora compuesta por collages, textos y registros de proceso. Leiva asumió la selección de materiales, la definición técnica del montaje y la coordinación general, en colaboración con su compañero Roberto, quien apoyó la producción y montaje final. El resultado fue una obra que reinterpreta el vestuario como territorio expandido: un tejido entre biografía, oficio y ecosistema.

